domingo, 7 de diciembre de 2014

LO BUENO SI BREVE DOS VECES BUENO



El científico Peter Gustav Lejeune Dirichlet (1805-1859) era un fanático de las matemáticas. Siempre prefería la compañía de los números a las personas, o solucionando un arduo problema a una conversación con algún familiar. No le gustaba hablar con nadie, y lo raro es que se hubiera casado. Tanto pavor tenía a comunicarse con su suegro que al nacer su primer hijo para decirle que había tenido un nieto le mandó una carta en la que ponía de manera escueta: “2+1=3”.