viernes, 27 de diciembre de 2013

LA PANADERA DE ALJUBARROTA



La leyenda más famosa que rodea a la Batalla de Aljubarrota (1385) en la que se impusieron las armas portuguesas sobre las de Castilla, hace referencia a una panadera lusa llamada Brites de Almeida, que empuñando una simple pala de horneo supo mantener a raya las espadas enemigas. Esta Brites (o Beatriz) de Almeida era natural de Faro, y ya desde que era pequeña demostró su bravura, pues cuando regentaba junto con su familia una fonda, el alcalde de la ciudad quiso casarla con su hijo, y ella  cuando éste intentó conquistarla por la fuerza no dudo en estrellarle en la cabeza un botijo matándole allí mismo por lo que tuvo que buscar refugio en Lisboa.

Según quien cuente esta leyenda añade más datos de su huida o los quita. Por ejemplo se dice que cuando iba camino de Lisboa fue raptada por un moro que la vendió como esclava en el mercado de Argel. Pero ella, todo fuego, no supo resignarse a su destino por lo que organizó una fuga con otros dos portugueses. Después de regresar a la Península, y por miedo a encontrarse con la justicia por lo del botijazo se disfrazó de hombre, trabajó como arriera, aunque después de cometer otro asesinato acabó con sus huesos en la cárcel.

Pero el culmen de la odisea de Brites de Almeida, y por lo que ha pasado a la historia, fue por su participación en la batalla de Aljubarrota. Después de pasar por la cárcel se sabe que en el momento de la batalla regentaba una panadería en aquel pueblo. Y aunque ningún ciudadano de allí participó en la contienda sí se sabe que tras la derrota de Juan I de Castilla muchos de ellos sí persiguieron a las tropas castellanas cuando éstas estaban en desbandada. Uno de aquellos fue nuestra protagonista, quien al abrir la panadería vio con asombro que dentro del horno se habían escondido siete caballeros castellanos, y aunque le regaron que no diese la voz de aviso ella cogió la pala de hornear y tras arrinconarlos con aquella herramienta hasta el fondo les cerró la puerta horneándoles vivos.

Como se puede ver Brites de Almeida era una auténtica mujer de armas tomar.