sábado, 14 de diciembre de 2013

EL ALUMNO SUPERA AL MAESTRO



En 1468, Piero da Vinci, padre del mítico Leonardo Da Vinci (1452 - 1519), sabiendo del gran potencial que éste tenía llevó a su hijo al taller de Andrea Verrocchio (1435 – 1488) para que tomara clases con el artista florentino. Antes de admitirlo le hizo un pequeño examen y Leonardo con gran maestría le hizo unos bocetos que sorprendieron mucho a su nuevo maestro. Allí empezó a aprender las técnicas pictóricas no solo de su maestro sino también de otros alumnos brillantes, como por ejemplo Sandro Botticelli. Aun así, Leonardo Da Vinci era un auténtico titán rodeado de hormigas pues se cuenta que una vez Verrocchio estaba trabajando en una pintura titulada el Bautismo de Cristo y encargó a su discípulo, es decir a Leonardo, que pintara uno de los ángeles situados a la izquierda del lienzo. El maestro le dejó hacer sin poner ninguna traba, pero cuando vio el resultado, no tuvo más remedio que rendirse ante la increíble capacidad y belleza de lo que había pintado. Tanta fue la perfección que Leonardo puso en estos ángeles que Andrea Verrocchio no tocó nunca más un pincel, pasando a dedicarse a la escultura a tiempo completo. Sin duda Andrea Verrocchio fue la primera victima artística del incomparable Leonardo Da Vinci.