lunes, 26 de agosto de 2013

EL APODO DE EL EMPECINADO



En un principio a Juan Martín Díez (1775-1825) le llamaban el Empecinado debido a que era natural de Castrillo de Duero. Cerca de esta localidad vallisoletana existe el río Botijas por el que normalmente bajaban sus aguas con abundante pecina, que era una especie de cieno negro, siempre sucias y enlodadas. Los vecinos de otras localidades cercanas apodaban a los habitantes de Castrillo de Duero con este mote, empecinados, que es el que portó el guerrillero durante toda la Guerra de Independencia. Pero a medida que pasaba la guerra, este mote cambio de sentido y se identificó con la determinación y bravura con que Juan Martín Diez luchaba contra el invasor francés. Es decir que de un insulto el apodo del Empecinado se convirtió en todo un elogio.