lunes, 3 de diciembre de 2012

EL CAPITÁN ALATRISTE

Autor: Arturo  y Carlota Pérez-Reverte
Editorial: Alfaguara
Páginas: 248

No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente
           
 La oscura noche se cierne pesada sobre las gradas de la iglesia de San Felipe. A esas horas ya no hay curiosos que deambulen preguntando por las noticias de Flandes recién salidas de la Estafeta de Correos, próxima a la iglesia, ni enamorados que con sus chismes y juegos galantes intenten requebrar a las mozas de cántaro y agua de acero. No es momento de flores y rosas… es la hora del cazador. Un hombre joven, sin más compañía que una palmatoria se aproxima furtivo a las gradas camino de su casa en la Calle Mayor. Seguro de su anonimato. De pronto, como si se rasgara la oscuridad que le envuelve se oye el siseo zissssssss de una espada que sale silenciosa y sin artificio de una vaina bien engrasada. Unos pasos le indica que un desconocido se le acerca. “Téngase por vida de Dios, que hasta aquí hemos llegado” le espeta el desconocido y sin más ceremonia se pone en guardia, espada en alto, brillante a la pobre luz de la vela… No hay grandes paradas, ni perfectos movimientos circulares, solo una estocada a fondo que le hunde tres cuartas de hierro al pobre viandante, que sólo había cometido el pecado de utilizar un vuesa merced indebido a un pisaverde en los paseos del Prado. El desconocido se agacha, registra el rico jubón, y con movimientos profesionales limpia la hoja sanguínea en la capa. Todo limpio, higiénico, y metódico. Todo rápido y sin discursos, pues en ese mundo salvaje de a salto de mata no hay momentos de gloria hidalga… solo un brillo de lobo que caza solo, un lobo llamado Alatriste. (Sigue)
            Un mundo duro que abre el telón allá por el año 1996 con el comienzo de la magnifica saga del Capitán Alatriste de la mano de Don Arturo Pérez-Reverte. Existen a lo largo de la Historia de la Literatura Española muchas fechas fundacionales, unas motivadas por cambios drásticos en el género literario de la época, o por hechos históricos fundamentales que afectan al devenir de los propios escritores. Pero luego existen otras fechas más pequeñas que suponen una inflexión en el estilo literario posterior a la novela o ensayo en cuestión. Una de estas fechas fue 1996. Aparece en las librerías El Capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte y Carlota Pérez-Reverte, que responde a un género que ya parecía olvidado en nuestros desvanes histórico-literarios: la novela de capa y espada. En un principio esta es la punta del iceberg. Un caballero que anda por Madrid y que se gana la vida a salto de mata, como espadachín frío que mata por dinero… pero pasando las paginas el errado y carísimo lector, como diría aquel divino manco de Lepanto, empieza a darse cuenta que acaba de entrar en un mundo que va más allá de la simple y agraciada novela de aventuras. Acaba de entrar en un autentico y titánico universo literario que le traslada a un mundo olvidado y denostado por aquellas fechas: el Madrid de los Austrias, la España Imperial, el Mundo de la Gran Aventura Hispana.
            ¿Pero quienes han sido los artífices de esta obra en cuestión? Ciñéndonos al primer libro, El Capitán Alatriste fue la conjunción de dos escritores que se fundieron para lograr la puerta mágica por la que pasa todo neófito al mundo de Alatriste. Comenzaré por Don Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, España, 1951). Fue curtido reportero en numerosas guerras y batallas, arriesgando su vida en lugares como Chipre, Líbano, Eritrea, el Sahara, Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Chad, Libia, El Sudan, Mozambique, Angola, Túnez… Un buen currículum. Y es autor de numerosas novelas que quedan inscritas dentro de nuestra literatura, El Maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dumas, Territorio Comanche o La Piel del Tambor, entre otras, junto a su temprana labor de reportero ejercida en periódicos como Pueblo o desde 1991 escribiendo semanalmente un artículo (Patente de Corso) en ABC, cual Larra actual. Pero el gran salto dentro del panorama literario español y mundial lo dio el autor publicando en 1996, como ya he tenido el honor de indicar,  el primero libro de la saga de Alatriste: El Capitán Alatriste. Este reto del autor de enseñarnos de nuevo ese mundo del Siglo de Oro a través de este espadachín a sueldo siguió en años posteriores con libros como Limpieza de Sangre (1997), El Sol de Breda (1998), El Oro del Rey (2000), El caballero del jubón amarillo (2003), y por el momento Corsarios de Levante (2006). Y después de un breve lapsus nuestro literato, como le gusta que le llamen y no historiador, a rebufo de los fastos de la Guerra de Independencia, nos enseñó con su excelente pluma, aspectos de aquella contienda que al igual que la saga de Alatriste teníamos olvidados en nuestra Historia con novelas como Trafalgar, Un día de Cólera o El asedio. Pero no nos olvidemos de la otra autora, pues gracias a ella, en unos momentos lo aclararé, tenemos la gracia de tener entre nuestras manos la gran saga de Alatriste. Carlota (Madrid 1983) realizo buena parte de la investigación histórica general, la reconstrucción de escenarios en el Madrid de los Austrias, y suministró el punto de vista del joven paje Iñigo Balboa. Como ya he indicado más arriba Carlota se convirtió en el punto de inicio de Alatriste. Don Arturo al ojear el libro de estudios de su hija se dió cuenta que la época de los Austrias pasaba de puntillas, casi avergonzada, por los libros de Historia y Literatura. No era aceptable y por tanto Don Arturo decidió mostrar al mundo que aquel mundo ya olvidado por las nuevas generaciones seguía teniendo un vigor excelso. He aquí la génesis e importancia de Alatriste. Una fuerte apuesta por desempolvar a la arrinconada Historia, de volver a despertar a la musa Clío y que alzara su vuelo desde el fulgurante Parnaso.
            Y empezó por la más pequeña de las novelas de la saga El Capitán Alatriste. La primera parada la efectúa el autor en la capital de las Españas, la capital del mundo moderno: Madrid. Allí nos presenta a Don Diego de Alatriste y Tenorio, soldado retirado de los Tercios Viejos, en concreto el de Cartagena, y que se gana la vida alquilándose por unas monedas como espadachín y matarife a cuenta de otras personas menos valientes que él. Conoce a su émulo Iñigo Balboa, hijo de su antiguo amigo Lope Balboa, muerto en una terrible encamisada en las aguas frías de Flandes, y que se convertirá en el narrador de las aventuras del valiente veterano. Gracias a esos ojos rápidos y ávidos de vida, y a ese verbo seco y duro, el lector tiene la oportunidad de conocer la España del siglo XVII, con sus grandes hazañas y sus miserias innobles, con sus grandes nombres de reyes, generales, y Papas, pero también con sus nobles y valiente ciudadanos, que como guerreros de honor sabían guardar las fronteras  de un Imperio que deslumbraba y hacia temer a los demás reinos de la Cristiandad. No solo en este libro sino en los demás que le siguieron, el autor nos enseña ese Madrid arriesgado, culto y peligroso que se nos fue sino también la situación de una España que se batía con  medio mundo.   
            Este libro es el más aventurero de todos ya  que aparte de ser una lección magistral no solo de escritura y buen hacer histórico, es también un autentico libro de los de capa y espada, en los que el lector esta en un continuo sobresalto temiendo por las vidas de los protagonistas. Don Arturo, no solo rescató de las frías celdas del tiempo a la España del XVII dándole lustre, sino que también supo dar cumplido tributo a un genero del que mucha gente se avergonzaba como demasiado popular. Un autentico tesoro del que nunca tendremos tiempo de darle las gracias al autor por tan excelsa obra maestra, y que muchos a rebufo del éxito posterior quisieron imitar sin llegar a las cimas tan esplendorosas de Alatriste.
            No quisiera olvidarme, antes de acabar esta humilde reseña, de otros de los pequeños tesoros que acompañan el libro del Capitán Alatriste, y son sus ilustradores. Los autores, en un principio, optaron por ilustrar el libro con la mano maestra del maestro Carlos Puertas. Dibujos en negro sobre papel grueso a manera de hoja de resma antigua, que acompañan magistralmente un texto de raigambre quevedista. Rápidas pinceladas como rápidas estocadas y sobrio dibujo para un sobrio Madrid. Más tarde pasados algunos libros de la saga el autor decidió utilizar los dibujos de otro excelente ilustrador como era  Joan Mundet, y que actualmente siguen ilustrando los restantes libros de Alatriste, a parte de haber sido el autor del cómic del Capitán  Alatriste con guión de de Carlos Jiménez y ayuda de Arturo Pérez-Reverte.
            Aventuras sin limites, lances desesperados para evitar vender la anima, escaramuzas sin fin, pasiones, héroes cansados… y una gran dosis de Historia para todo aquel que desee abrir una ventana a un mundo en el que ser hidalgo era mejor que ser hijo de algo y en el que una palabra mal dicha podía depararte un mal encuentro con una persona en la misma Puerta de la Animas y que en un intento de pedir cuartel, te podías encontrar con medio palmo de vizcaína en tus costillas. Un brillo de espadas roperas a la desesperada y mil aventuras en una España gloriosa y temible…

Solo queda batirnos.